sábado, 2 de octubre de 2010

Por qué César Hildebrandt no votará por Lourdes Flores

Los Picapiedra y las elecciones
Semanario "Hildebrandt en sus trece" - 1 de octubre de 2010

Los Picapiedra no han cumplido 50 años, como cree Google. Han cumplido 189, que son los añitos de esta república secuestrada.

Los Picapiedra vienen, como ya se sabe, de muchas aventuras, algunas sífilis, varias traiciones y muchísimas derrotas. Algunos de ellos proceden del rey hispano Felipe IV, que sufría descomposiciones estomacales mientras España perdía a Portugal y se rezagaba ante Francia. Otros, menos señoriales, son hijos de Francisco II, monarca del Reino de las Dos Sicilias y enemigo de Giuseppe Garibaldi. Algunos se cruzaron con la vasta prole nacional de Felipillo y otros aprendieron el arte de acampar en hacienda ajena leyendo a plazos a Jorge Basadre y enterándose de las proezas saqueadoras de nuestra estirpe porcina.

Pero todos, más allá de su origen, están unidos por el mismo odio mortal a la diversidad. Sin haber leído una línea de Sartre saben a su ruda manera, sin embargo que "el infierno son los otros". Y los otros son todos los que no se doblegan al poder del dinero y a las consignas de eso que alguna vez Macera llamó "el burdel peruano".

Esas consignas son dos, están inspiradas en ese Judas primordial que fue José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, y tienen la sencillez evangélica que puede conmover a un ladrón de cuello y corbata mientras comulga:

1) La democracia es buena sólo si ganamos.

2) Aquí nada se mueve en serio sin nuestro consentimiento.

¿Para qué más? ¡El Perú es tan sencillo! Aquí, por ejemplo, la libertad de prensa consiste en que los de arriba se ponen de acuerdo respecto de lo que deben saber y hacer los de abajo. Aquí vuelven los que roban y los que roban no devuelven. Aquí a Billinghurst le hicieron la vida imposible y sólo hablaron más o menos bien de él cuando se murió. Y como Mariátegui se murió muy joven no pudo asistir a su demolición, o sea, a su muerte civil. Y Haya fue patriarca respetado sólo cuando ya se había convertido en el viejo que decía lo que de joven nunca había dicho y lo que, estando espiritualmente vivo, jamás habría podido decir. ¿Debo poner etcétera o es tácito que la lista es interminable?

Estas elecciones municipales se convirtieron en una batalla campal ideológica a partir del momento en que nuestros Picapiedra -una especie de Club Bilderberg con Mónica Delta haciendo de moderadora- se dieron cuenta de que la izquierda podía dar síntomas de vida, salir del encefalograma plano. El problema es que de puro católicos creen en la reencarnación y están seguros de que el alma de Barrantes palpita en la Villarán.

Temen que, desde la municipalidad, la izquierda pueda intentar otros avances. Y por eso les resulta imprescindible ensuciar a esa izquierda, gracias a una freudiana proyección, con todo aquello que a ellos les resulta familiar: la mentira despreciable, la teatralización de la política, la calumnia elaborada y hasta la evasión de impuestos.

Los mentirosos crónicos, los simuladores sin fatiga, los calumniadores profesionales y los evasores hereditarios están muy enfadados porque Susana Villarán omitió un trámite que no debió omitir, algo por lo que deberá ser multada.

A mí me parece estúpido que la señora Villarán no haya dicho desde el comienzo lo que ha tenido que admitir después. Como me parecen indeseables algunas de sus compañías, sobre todo esas que tienen que ver con el maoísmo de maquila de la China actual. Como me parecen tetudos de capirote quienes le aconsejaron que en el debate silbara mirando al techo mientras Lourdes Flores la troceaba. Como me parece peligroso que el SUTEP pueda atribuirse con carácter de exclusividad el manejo del asunto educativo, ahora que muchos recursos pasarán a los municipios.

Pero una cosa es establecer esas distancias y otra es esta conspiración de la hipocresía adinerada. Pocas veces se ha visto la concertación difamatoria a la que hemos asistido en estas últimas dos semanas.

Y detrás de ella están los Picapiedra de toda la vida.

Yo no voy a votar por Lourdes Flores. Yo no puedo votar por Lourdes Flores. Tengo algunas razones:

a) Porque la señora Flores no fiscalizará a Luis Castañeda. Y no sólo porque lleva a un hijo de Castañeda en su lista de regidores sino porque, a lo largo de toda la campaña, se ha negado a sospechar siquiera del origen de algunas sobrevaluaciones pestilentes en las obras de mayor envergadura.

b) Porque no sé cuánta plata ha puesto en su campaña Graña y Montero, deseosísima de entrar en el negocio de la Municipalidad Provincial de Lima.

c) Porque el presidente Alan García la ha apoyado con todo lo que ha podido.

d) Porque hablar del metro subterráneo a partir de un presupuesto menoscabado, como el que le deja su amigo Castañeda, es mentirle a la gente.

e) Porque no sé si, a partir de cierta clientela, seguirá fomentando la exportación de autos usados sin catalizador.

f) Porque el ministro José Antonio Chang también ha hecho barra por ella.

g) Porque PPK, más binacional que el Puyango-Tumbes, ha hablado "del miedo financiero" cuando debió hablar de su propio terror por el ridículo electoral que le esperan a él y a su triste padrino.

h) Porque decir que Peru Support Group es senderista es una canallada dicha a sabiendas.

i) Porque Julio Favre, el enemigo de los pollos y amigo de ciertos militares que aniquilaban de noche en los tiempos de la matazón, ha escrito: "El domingo no debe ser chavista".

j) Porque Toledo, más tornasol que nunca, estuvo en su mitin de cierre de campaña diciendo: "la cabra tira pal monte". Mal dato le deben haber dado los encuestadores de Ídice.

k) Porque no puedo olvidar a aquella Lourdes maquilladísima que asistió, sonriendo más que nunca, a la boda de su amiga Keiko Fujimori.

l) Porque La Razón, el diario del fujimorismo, ha vivado la "hazaña" de Lourdes en el debate.

m) Porque la China Tudela votará por ella. Y lo mismo harán Saravá, Tongo, las viejas pellejas que pueblan las embajadas los días de vino y rosas, la república de Eisha, las modificadas por Morillas, las mises de todos los concursos, los potos de Ellos y Ellas, Luis Castañeda Lossio, los muchachos de la banda Comunicore, Meche Aráoz, el mono Vargas, los Plevisani y demás hierbas, las Chicas Perú21, Santa Rosa de Lima, Marisa Giulfo, Tito Macanas, los señores de Muruhuay y de Sipán, Roque Benavides, Ernesto Schutz desde Ginebra, la escritora Olenka Zimmermann, la bella de la bestia, la bestia de la clase, los gerentes de Interbank que pronto ocuparán el local de ese lugar de culto llamado El Virrey y hasta Dios mismo encarnado en su embajador plenipotenciario don Luis Cipriani.

n) Y, por último, porque me niego, como me he negado toda la vida, a ser parte del coro que en este país canta, desde hace dos siglos casi, la misma pieza con las mismas voces. Con los mismos tundetes y el mismo José Antonio. Me tienen hasta la coronilla.

visto en intercambiofilosofico.blogspot

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