El atentado contra el Centro “El Polo”
Por Raúl A. Wiener
Es perfectamente lógico que el brutal atentado del centro comercial “El Polo” en Monterrico, haga evocar a Tarata y a imágenes del Perú de hace más de diez años. Esa fue una etapa traumática y los medios hicieron lo posible además porque sólo viéramos la parte urbana de la violencia y se nos perdiera la historia de los genocidios, desapariciones y torturas que afectaron a tantos compatriotas. Para remate la televisión de anoche nos presenta declaraciones del ex procurador para casos de terrorismo y eximio fujimorista Daniel Espichán reclamando mano dura contra el terror. Recordemos que fue precisamente a raíz de Tarata que la mano dura del chino llegó a las pocas horas a las instalaciones de La Cantuta y secuestró a nueve alumnos y un profesor para ejecutarlos en una zona de entrenamiento del ejército, descuartizar e incinerar los restos. Luego vinieron los tribunales militares y sin rostros, las cárceles a 5 mil metros de altura, etc. Pero justamente uno de los propósitos claros del terror es desatar el miedo e impedir que funcione la razón. Irse, por ejemplo, contra los ya presos como hizo la guardia republicana en 1983 en el Hospital de Ayacucho, o Alan García en 1986 durante el motín de los penales, o Fujimori en el desalojo de Castro Castro en 1992. O podría hacerlo tranquilamente Olivera con sus gestos de histeria y otros miembros del gobierno que creen que la gente puede terminar extrañando a Fujimori si Toledo no muestra un bíceps antisubversivo. Vayamos por partes. Alrededor de un atentado de magnitud intervienen cuando menos tres factores decisivos: (a) la motivación, el significado dentro de una coyuntura política concreta;(b) la estrategia de los ejecutores, es decir el objetivo de largo plazo que están buscando; (c) la organización y la logística, esto es la capacidad operativa para perpetrar el hecho; Si se ve de esta manera los motivos de los destructores de “El Polo” parecen ser mucho más externos que internos. La lectura de la prensa internacional es nítida: el país escogido por doble be Bush para organizar una intervención norteamericana sobre Sudamérica ha sido objeto de uno de los atentados más importantes y sangrientos posteriores al 11 de septiembre y a la guerra de Afganistán. La guerra continúa. Realizar una acción de este tipo para castigar a Toledo que se deteriora sólo, carece de todo sentido. En cambio es mucho más creíble que hayan querido hacerlo para marcarle el paso al norteamericano que ha anunciado que acabará con el terrorismo en el mundo, en cualquier lugar donde se esconda. Quienes hicieron explotar los coches bombas están aceptando el concepto de guerra antiterrorista global. ¿Podrían ser esos motivos para Sendero Luminoso o el MRTA?.Desde el punto de vista de las estrategias se puede advertir que las direcciones subversivas han estado planteando un diálogo con el gobierno para lo que han llamado una “solución política a la guerra interna”. Para eso fue la huelga de hambre que el gobierno hizo como que ignoraba, mientras usaba a la iglesia y a la defensoría del pueblo para negociaciones oficiosas. No abonaría por supuesto en lo más mínimo a la posibilidad de la solución buscada el despertar los fantasmas de hace diez o quince años. Pero si hay otras estrategias en juego, estas no pueden ser sino las de Washington de llevar la lucha entre el “bien y el mal” lo más lejos posible de las fronteras norteamericanas, presionando a los países a convertirse en cruzados antiterroristas. Y la que se puso en marcha el 11 de septiembre que consiste en ataques demoledores que non reivindicados por nadie y que apuntan a sembrar la inseguridad general en las sociedades opulentas, a pesar de su despliegue de armas sofisticadas y de servicios ultra secretos.Finalmente, sobre las posibilidades físicas de realizar esta acción con relativa seguridad en el éxito, lo que puede decirse es que es bien difícil pensar que a estas alturas Sendero y mucho menos el MRTA puedan ser capaces de juntar alrededor de veinte cuadros entrenados para este tipo de atentado, disponer de locales, vehículos, explosivos sistemas de repliegue. Asimismo tenerlos trabajando en preparar la acción sin ser detectados y ahora protegerlos de la represión. Para que se alcanzara este nivel en el pasado transcurrieron varios años. Si se menciona el caso de la casa del embajador de Japón se verá por cierto que allí se usó lo último que le quedaba de dirección a los emerretista y que el propósito era no alargar el combate sino forzar una negociación armada con el poder. Aquí no hay nada de eso. Se ataca en masa como si se estuviera invitando a una buena batalla y se dispusiera de la fuerza para resistir la contraofensiva represiva. Por todas las razones dichas convendría mirar más al mundo de hoy que a los hechos pasados. Tal vez veríamos que el gobierno Toledo, con su desaprensión de siempre, nos hizo entrar sin consulta al esquema de malos y buenos en que Bush ha dividido el planeta. Y luego cuando el gringo nos eligió como una plataforma de su política en esta parte del continente, saltamos en un pie como si súbitamente nos hubiésemos vuelto el hijo predilecto de Washington. Así que, como yo lo veo, ahora son nueve peruanos inocentes los que han pagado con su vida el hecho que los malos hayan querido aguarle la visita al bueno cargado de misiles.
fuente: http://www.nettime.org/Lists-Archives/nettime-lat-0203/msg00082.html
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