el país / Para el artista Jota Castro (Yurimaguas, Perú, 1965), la feria de arte Madrid Abierto 2008, inaugurada ayer, ha acabado antes de empezar. Su proyecto para la cita era una gran hucha de plástico dorado de dos metros de alto y 80 kilos. La instaló el miércoles cerca del número 35 del paseo de la Castellana, al lado del metro de Rubén Darío. Añadió un cartel: "Por favor, devuelvan el tesoro de los incas". Y fijó la pieza al suelo con cemento. No sirvió de nada. Al acudir al lugar ayer por la mañana, se encontró con que alguien la había serrado (serruchado) y se la había llevado.
El artista acusa al municipio de retirar su pieza a pesar de que tenía permiso
En el Ayuntamiento le han dicho que fueron unos gamberros, pero él se lo toma a guasa. "No creo que unos vándalos vayan de buena mañana allí con una sierra y un camión y luego tiren la hucha a unos pocos metros", señaló Castro ayer, muy indignado, tras hacer pública su queja durante la presentación de Madrid Abierto. Sospecha que se la llevaron empleados municipales. Varios testigos, añade, se lo aseguraron. La escultura descansa ahora en un almacén municipal. "La obra reúne todos los permisos y si Castro quiere se reinstalará", señaló ayer la directora de Proyectos Culturales del Ayuntamiento, Cristina Conde, tras la protesta. Pero el artista se niega a colocarla de nuevo.
Es el inicio polémico de Madrid Abierto (www.madridabierto.com), una feria que poblará de arte las calles de Madrid hasta el 2 de marzo. Serán 12 intervenciones, 12 montajes sonoros y 9 audiovisuales. Todos alertarán de los problemas que afectan a la ciudad, según Pablo España, comisario de la feria.
El artista acusa al municipio de retirar su pieza a pesar de que tenía permiso
En el Ayuntamiento le han dicho que fueron unos gamberros, pero él se lo toma a guasa. "No creo que unos vándalos vayan de buena mañana allí con una sierra y un camión y luego tiren la hucha a unos pocos metros", señaló Castro ayer, muy indignado, tras hacer pública su queja durante la presentación de Madrid Abierto. Sospecha que se la llevaron empleados municipales. Varios testigos, añade, se lo aseguraron. La escultura descansa ahora en un almacén municipal. "La obra reúne todos los permisos y si Castro quiere se reinstalará", señaló ayer la directora de Proyectos Culturales del Ayuntamiento, Cristina Conde, tras la protesta. Pero el artista se niega a colocarla de nuevo.
Es el inicio polémico de Madrid Abierto (www.madridabierto.com), una feria que poblará de arte las calles de Madrid hasta el 2 de marzo. Serán 12 intervenciones, 12 montajes sonoros y 9 audiovisuales. Todos alertarán de los problemas que afectan a la ciudad, según Pablo España, comisario de la feria.
Un ejemplo es la escasez de vivienda. Para paliarla, el arquitecto Santiago Cirugeda (Sevilla, 1971) aconseja escalar a las azoteas. Allí es donde instala sus soluciones habitacionales hágalo-usted-mismo. No es propiamente arte, sino una propuesta firme. El propio Cirugeda comenzó a montar ayer uno de sus pisos portátiles junto a la plaza de Cibeles, en el bulevar central del paseo de Recoletos. Abrirá sus puertas el domingo como punto de información. "Explicamos cómo se construye y cómo se acuerda el convenio de arrendamiento con los vecinos para instalar luz y agua", añadía ayer, mientras dirigía la instalación. Asegura que estos pisos ya funcionan en Madrid, Barcelona y Sevilla, aunque no da datos.
A un par de manzanas, en el mismo paseo, Anno Dijkstra (Amsterdam, 1970) se divertía con su obra. Aparcó una limusina en pleno bulevar. Llenó el maletero de plátanos, piñas y manzanas y lo dejó abierto. "Primero la gente miraba como diciendo ¿se puede coger una? Pero después acudían como pirañas. Incluso una señora con un abrigo de pieles", reía Dijkstra. La idea: contrastar la riqueza y la pobreza. Otras obras son una muestra sobre un supervillano capitalista, Speculator, y un autobús turístico que recorre Usera. El objetivo de la feria es suscitar el debate social. A Castro se le han quitado las ganas.
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