martes, 21 de octubre de 2008

carta abierta a césar hildebrandt / melissa alfaro, yehude simon y la revista cambio

Melissa Alfaro
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HILDEBRANDT, MELISA Y YEHUDE ANTE LA HISTORIA

Escribe: Dante Castro Arrasco

Este viernes diez (octubre) conmemoramos el 17° doloroso aniversario de la pérdida de nuestra compañera Melissa Alfaro Méndez, en la Asociación Nacional de Periodistas. Nos hubiera gustado que el colega César Hildebrandt estuviese allí, escuchase nuestros discursos, abrazara a la madre, sufriera con sus amigos, proteste contra la impunidad y luego de ello escribiera ese procaz artículo dominguero (12/10/08) despotricando de Cambio y de quienes hicimos posible su publicación continua. Incluso inmediatamente después del asesinato de Melissa, sobreponiéndonos al dolor y al riesgo, con los vidrios y escritorios rotos por la explosión.

BOMBA A DISCRECIÓN

El asesinato de Melissa fue perpetrado el 10 de octubre de 1991 por miembros del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), quienes usaron un sobre- bomba con material únicamente accesible a comandos de demolición y operaciones especiales. Entre marzo y octubre de 1991, cinco sobres-bomba estallaron o fueron neutralizados en distintos puntos de Lima, dirigidos contra objetivos políticos. Uno de estos sobres había sido remitido el 15 de marzo al abogado Augusto Zúñiga Paz, director de la oficina de asuntos jurídicos de la Comisión de Derechos Humanos del Perú, provocándole heridas graves y la pérdida del antebrazo. El 21 de junio murió Víctor Hugo Ruiz, vecino de Cambio, al abrir un sobre que no era para él. El diputado Ricardo Letts, también recibió un sobre-bomba el 13 de octubre de ese mismo año, el que pudo ser desactivado. ¿Su delito?... Pedir al Parlamento un minuto de silencio por la muerte de Melissa Alfaro.

EL EJECUTOR IDENTIFICADO

El autor de estos crímenes ha sido señalado en el libro de Ricardo Uceda “Muerte en el Pentagonito”. Se trata del capitán EP Víctor Penas, quien operaba a órdenes del SIE1. La familia de Melisa continúa exigiendo justicia al Estado y que se brinden todas las facilidades para procesar a los culpables. El asesino Víctor Penas pide, a cambio de su testimonio que involucraría a altos oficiales, que le den asilo en los Estados Unidos.

EL FACTOR RIESGO EN EL PERIODISMO

Melissa Alfaro, como quien escribe estas líneas, trabajábamos en el semanario Cambio, bajo la dirección de Carlos Arroyo. Formábamos parte de un grupo de profesionales y practicantes demasiado jóvenes tal vez para entender el tamaño del riesgo. O quizá sí lo sabíamos y lo asumimos valientemente. No quiero hablar por mis compañeros, pero, en la mayoría de casos, permanecimos allí por valor y convicción. Fue una tribuna privilegiada para que hiciéramos periodismo quienes carecíamos de recomendaciones o de familiares notables. Fue también el medio ideal para denunciar crímenes perpetrados contra los más humildes, abusos, violaciones a los derechos humanos, etc. No era necesario, además, trabajar en Cambio para sentirse blanco fácil dentro de un gigantesco polígono de tiro. Bastaba con ser periodista.

BESTIAS GENOCIDAS VS. PERIODISTAS

Pero, los subversivos no eliminaban sistemáticamente periodistas, sino las fuerzas del orden, aquellas destinadas a custodiar la democracia y el estado de derecho. Excepciones, las hubo, sí, como la de Barbara D'achille, asesinada por el PCP-SL. Pero nunca comparable con el grado enfermizo ni el saldo pavoroso que arrojó la "política antiperiodista" de los agentes contrasubversivos. Los policías odiaban a los periodistas, los militares y marinos repudiaban su presencia, los agentes de DIRCOTE los chuponeaban, seguían, grababan, fotografiaban, leían su correspondencia, etc. ¿Por qué? Los periodistas denunciábamos delitos de lesa humanidad y ellos hubieran querido contar con absoluto silencio cómplice. Hoy vemos esa fobia retratada en el rostro del genocida Luis Giampietri, cuando se refiere a los organismos defensores de los derechos humanos. Hoy notamos esas salivas de rencor en las hordas fujimoristas que intentan arrasar con el monumento al Ojo que Llora. El 8 de octubre el presidente García, en vez de homenajear a Grau, mugió, ladró, rugió contra quienes investigan al terrorismo de Estado. (Ante esto fue lúcido Hildebrandt).

COLEGAS INFRATERNOS

Entienda de una vez, amigo Hildebrandt: el atentado contra la revista Cambio, el mismo que mató a nuestra colega Melissa Alfaro, no fue perpetrado sólo por iniciativa de los servicios de inteligencia para acallar a un "vocero emerretista", sino a pedido de una parte de la clase política y también a solicitud de periodistas reaccionarios. Y esos colegas fratricidas que manchan el honor de la profesión, esgrimieron los mismos argumentos que ahora usa usted, don César Hildebrandt (La Primera, domingo 12). Me explico, oiga: Para cerrar un vocero de la subversión, un semanario emerretista, un apologético del "terrorismo", podían usarse los tribunales y las leyes. Pero Cambio había ganado varios juicios por apología y seguía saliendo.

Un "ilustre" periodista como Augusto Elmore (Caretas) llamaba en sus artículos a que los familiares de las víctimas del MRTA llegaran hasta las oficinas de Cambio para reclamar por sus derechos. "Vayan a Cambio", decía provocadoramente. Eso se llamaría instigación al homicidio. No entiendo su consternación luego de conocer el resultado: un sobre-bomba mató a la joven Melissa Alfaro, jefa de informaciones de Cambio. Y no diga Elmore que no se lo advertí.

AHORA ES POR YEHUDE

Pocos años atrás, fue liberado Yehude Simon de su injustificable prisión. La dictadura fujimontesinista quería un parlamentario preso para atemorizar a la oposición y no encontró mejor cabeza de turco que Yehude. Nadie más ajeno a un guerrillero que el cristiano Simon. Con un marxista tendría un diálogo de sordos. No es extraño que, al salir de la cárcel en que lo puso la dictadura, se incorporase a la política criolla tradicional. Ese siempre fue su lugar. Gracias a su carisma, se ganó el corazón de los norteños y la presidencia regional. Ahora, le sacan el caso Cambio para anular su nombramiento como premier del gobierno aprista. Yehude debe librar su propia lucha. Que decida si se quema por el APRA o no. Pero exigimos que sus opositores no involucren la trayectoria de Cambio en esta contracampaña. Son dos cosas totalmente distintas.

El semanario Cambio conquistó su lugar gracias a periodistas sacrificados que hoy tienen como paradigma a Melissa Alfaro, joven estudiante del Bausate y Meza, que no militó en ningún partido. Mucho menos en el MRTA. Recuerde, señor Hildebrandt, que en el último megajuicio al MRTA (2006), la sala antiterrorista concluyó absolviendo a Cambio, a sus directores y periodistas. Cosa juzgada. No se abra más el caso. ¿Desde cuando usted tiene competencia para revocar sentencias?

relacionado: ¡MELISSA ALFARO VIVE!

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