“Renuncio a la nacionalidad israelí, pues mi deseo es adoptar la nacionalidad peruana y para lo cual, desde ya, me someto a las leyes del Perú, renunciando en forma expresa al principio de doble nacionalidad en el caso de que en mi país de origen subsista la nacionalidad a la cual renuncio”. Firmado: Baruch Ivcher Bronstein. Notaría de Luis Vargas Horna, 6 de diciembre de 1984).
César Hildebrandt se pregunta: ¿Y qué decir del toledismo piltrafudo que hizo una ley con nombre propio, admitió un arbitraje para atender los reclamos de dinero de Ivcher, y giró un cheque del Banco de la Nación a favor del dueño de Canal 2 y por un monto de seis millones trescientos mil dólares, que traducidos a soles fueron más de veinte millones de soles, cheque que fue cobrado un 22 de diciembre del 2005 en una ventanilla discretamente preparada para que el mensajero se llevara el efectivo, cheque que jamás habría aparecido si este humilde servidor no lo hubiese exhibido en público? Siendo israelí, ¿puede el señor Ivcher ser propietario de un canal de televisión, cuando la ley peruana veta tal posibilidad?